Pueblos de la región sur de Huarochirí

La fama que posee la historia de Huarochirí es porque está vinculada al Pariacaca y al manuscrito de Huarochirí. Junto con la gente de los pueblos cercanos forman parte de la galería de esta región, San Lorenzo de Quinti, San Pedro de Anchucaya, San Juan de Tantaranche, Sangallaya y Tanta de la provincia de Yauyos. Añadiéndole una corriente cultural de tradiciones, vital y de gran empuje donde su gente, la familia y el trabajo comunitario son sagrados. Dicha fama tiene mucho que ver con el hecho que sin Pariacaca y sin el manuscrito “Dioses y Hombres de Huarochirí”, no hubiera influenciado a dicha distinción. Lo que ha ocurrido desde entonces, Huarochirí sigue solo a la sagrada capital Cuzco, en su influencia sobre la imagen mundial de la historia y culturas andinas. En todo caso, Huarochirí llega ser un pueblo clásico, que solo el imperio incaico posee dicha fama.

En tanto, los mitos de Huarochirí corresponden íntimamente con el paisaje de la vida real y la coyuntura histórica que los generó durante esa época. Por un lado, las propias deidades son características y fuerzas climáticas locales. Por otro lado, es de los sacerdocios que está relacionado con las celebraciones y la organizaron del trabajo productivo, trabajo comunitario de modo que el régimen religioso codifica la información práctica e ideológica. Cada faceta de la organización de la religión especial, el calendario y la jerarquía refleja la presión de las circunstancias durante las épocas coloniales.

La escena de la mitología de Huarochirí es un segmento de aquellos pendientes de montañas, ríos y valles. Este lugar, es un lugar estimulante al oeste cerca lo que antes se conocía como “Rio Huarochirí", que dio su nombre a la parroquia colonial, a la provincia y al manuscrito, pero hoy es el río de Mala que lleva sus aguas a la costa. Pues bien, cuando lo españoles llegan a la región, fundaron a la actual ciudad de Huarochirí y otros distritos de la región, traen el cristianismo y su lengua, pues era una de sus misiones para implementarlo y convertir a los nativos a la religión del catolicismo, como lo hacían en todos las regiones conquistados en América. Pero la gente de la región de Huarochiri y Yauyos tenía y creían a su dios y creador Pariacaca. Para asegurar esa conversión, así, más tarde los misioneros Jesuitas llegan San Damián, donde han construido la primera misión, de donde enviaban sus sacerdotes al distrito de Huarochirí. Su misión era enseñar a los niños la palabra de Dios a través de la música a escribir y leer, pero los Jesuitas fueron removidos por los mandos de la colonia por no enfrentar a la idolatría con fuerza.

Lo que más se agradece a España sea la traída del cristianismo a Huarochirí, el idioma que hoy hablamos y profesamos. Allí vieron que era una parte que hermanaban la historia, la geografía, y de cierta manera saboreaban su lengua entre el quechua y el cauqui, pero no conocieron la escritura. En esos mismos años se producía un escrito novedoso y pujante en quechua que fue titulada “Dioses y hombres de Huarochirí”. Quienes dudan de este manuscrito, además de sumirnos en el sueño de este relato, nos alerta contra toda forma de opresión, porque saben el riesgo corren dejando que su imaginación escurra por otros cuentos. Por eso nuestros abuelos y tatarabuelos que fueron de esta región, allí se quedaron en su tierra.

La conquista de Perú fue cruel y violenta, pero ocurre que en la zona sur de Huarochirí fue menor, porque los abusos no eran como ocurrió en la parte de la zona del Rímac. Los conquistadores y colonos deben ser criticados y recordados por los historiadores, sin olvidar, eso sí, que buena parte de esa violencia causó a la gente del pueblo de Lahuaytambo. Esa injusticia fue enfrentado por Francisco Inca, quien dio el primer grito de libertad en Huarochirí, que comienza como un fenómeno político, que alertó por lo menos a una sociedad indígena escindida entre una menoría que vivía en la ignorancia y la pobreza. Después de todo, por fortuna o desgracia, en este caso, quedó Huarochirí como un pueblo virgen, como nos decía Tello, libre de sangre extranjera porque los colonos no han tomado a las mujeres, porque creían que eran hijas de brujos como nos relata Francisco de Ávila. Desde 1570 en adelante, los españoles no se establecieron en los pueblos de la provincia, porque solo encontraban pedazos de tierras cultivables con muy pocas oportunidades, ellos buscaban grandes extensiones de tierras en los valles.

Pero hoy Huarochirí ha cambiado, aunque está lleno de sucesos que encienden la imaginación, pero no hay una fórmula que lo define mejor. Eso somos los huarochiranos, nos guste o no. Tenemos no solo de apellidos peruanos, sino también españoles o europeos, con una suma de tradiciones, creencias y culturas procedentes de las partes del Perú. A muchos nos orgullece sentirnos herederos de las culturas prehispánicas que fabricaron los tejidos y mantos más bellos, y de los españoles con sus alforjas, caballos y sus fiestas patronales con procesiones y corridas de toros, que aún lo conservamos y lo celebramos.

© Pedro Pablo Inga Huaringa